
Éste es el texto que ha escrito Alba sobre los quijotes y las quijotadas. ¡Felicidades por tu texto, Alba!
Últimamente he estado reflexionando sobre las posibles “quijotadas” presentes en mi vida. Tengo que reconocer que ahora no me viene a la mente nadie a quien conozca que se haya parecido alguna vez al Quijote, ya que esa gente siempre ha luchado por cosas que algún día se han hecho realidad y que era posible conseguir.
En cambio, esta reflexión la he hecho a partir de una tarde de lectura. Leyendo me di cuenta de que posiblemente un personaje de uno de mis libros favoritos tenga ese espíritu de Quijote. Bella es el personaje principal de la novela “Crepúsculo”, en la cual se desarrolla una historia de amor imposible. Es una chica normal, con sus costumbres, torpezas y manías que se enamora perdidamente de Edward, un chico misterioso, con aire frío y poco hablador. Ahí es donde entra la relación con la historia del Quijote.
Bella no quiere ver la realidad de haberse enamorado de Edward. Descubre que él es un vampiro, que puede ser peligroso y sobretodo que tiene sed de su sangre.
Pero en cambio ella rehúsa la peligrosidad que conlleva iniciar la relación con el chico y lucha con todas sus fuerzas para estar junto a él. Bella tergiversa la realidad para ocultar la verdadera identidad del chico al que quiere y vive en su mundo ideal junto a él, sin importarle como puede ver la otra gente su relación.
En contraposición a esta historia encuentro la de otro protagonista de la continuación de esta novela, Luna Nueva.
Jacob es un chico dos años menor que Bella. Cuando ella pasa los peores momentos de su vida alejada de Edward él está ahí para ser su pañuelo de lágrimas y uno de los mejores amigos que pueda encontrar. La relación entre Jacob y Bella evoluciona hasta el punto de poder ser un sustituto de su gran amor, pero Bella no olvida a Edward y eso deja a Jacob definitivamente en un segundo plano.
Y como relación con la historia del Quijote observo como Jacob va inundando su corazón de ilusiones y manteniéndolas con promesas de amor que nunca se verán cumplidas. En cierto modo Jacob también vive en su mundo ideal cuando está con Bella y eso le hace ser desdichado al darse cuenta de que su relación nunca será como él quiere que sea. Esto es comparable al final de la historia de Don Quijote, cuando Alonso Quijano muere de pena al ver que el mundo que había creado se acabó definitivamente.
Así he podido contrastar dos maneras de actuar como “el Quijote”; la historia de amor y la historia desdichada.
En la vida cotidiana podemos encontrar muchos más ejemplos de “quijotismo” y, en mi opinión, esto se debe a que en realidad Cervantes escribió lo que veía en la gente. Si no hubiera “Don Quijotes”, la vida seria mucho más aburrida. Y con esto me refiero a que si la gente no luchase por conseguir sus metas, por más imposibles que fueran, seriamos personas cobardes, tristes y sin expectativas, sumidas en un mundo igual para todos y sin esperanzas para ninguno.
Finalmente, para concluir esta reflexión, expongo mi opinión sobre este tema.Ser un poco Quijote en nuestra vida no es negativo; al contrario, todos tenemos derecho a soñar en un mundo irreal donde todas las cosas funcionen a nuestro gusto y donde vivamos como realmente deseamos.
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