El primero y más insistente [rasgo arcaico] a través de la obra, la conservación de la f-inicial latina: fecho, fermoso, fuyan, fazer (en ninguna región del castellano se conservaba esa f-, que sí era constante en los libros antiguos). Después, el viejo adverbio non: non fuyan, non vos lo doigo. [...] Y sobre todo las antiguas formas d la segunda persona del plural con la -d- intervocálica (correspondían al viejo tratamiento de vos para dirigirse a un caballero): habedes, acuitedes, mostrades (esa -d- había desaparecido de la lengua oral ya en el siglo XV, pero subsistía en las formas esdrújulas érades, hubiérades, veníades, queríades, quisiérades... que todavía aparecen en el Quijote y en otras obras de Cervantes. Además, una serie de voces ya anticuadas: afincammiento (apremio, congoja) [...]; membrarse (recordar, apiadarse)[...]acuitarse (afligirse) [...] El arcaísmo más insistente en toda la obra es ínsula: el mundo caballeresco, y aun el de los viajeros y geógrafos del siglo XVI, era un vasto archipiélago de ínsulas.
Este lenguaje lo caracteriza enseguida como hombre de otros tiempos, salido de los libros de caballerías, giual que sus armas, heredadas de sus bisabuelos...
Ángel Rosenblat, La lengua del Quijote
(tomado de Literatura Castellana, ed.Castellnou)
jueves, 5 de noviembre de 2009
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